Blanca Varela
(Lima, 10
de agosto, 1926
- Lima, 12 de marzo, 2009)
- Lima, 12 de marzo, 2009)
Antes de escribir estas líneas
Blanca Varela
(…)A través de Paz y del poeta
nicaragüense Carlos Martínez Rivas, comprendí y aprendí que la poesía es un
trabajo de todos los días, y que no la elegimos sino que nos elige, que no nos
pertenece sino que le pertenecemos, que no es otra cosa que la realidad y a la
vez su única y legítima puerta de escape.
Elogio de Blanca
Varela
Mario Vargas Llosa
(…)Discreta y elegante, como las hadas
de los cuentos, la poesía de Blanca Varela ha ido apareciendo de tanto en
tanto, con largos intervalos, en unos poemarios breves, ceñidos y perfectos, Ese
puerto existe (1959), Luz de día (1963), Valses y otras falsas
confesiones (1972), Canto villano (1978), Ejercicios materiales
(1993) y, por fin, su poesía reunida, con dos recopilaciones inéditas, Donde
todo termina abre las alas (2001). Cada libro suyo dejaba a su paso un
relente de imágenes de engañosa apariencia, pues, bajo la delicadeza de su
factura, sus juegos de palabras, la levedad de su música, se embosca una áspera
impregnación de la existencia, una fría abjuración del ser en trance de vivir
para morir. La vida late siempre en ellas, pero amenazada y en capilla,
sometida sin cesar a ordalías atroces.
BLANCA VÁRELA Y SUS
CONTEMPORÁNEOS
Marco Martos
Carrera
(…)El enmascaramiento, bajo la apariencia de un discurso
autobiográfico, prosigue a lo largo de toda la producción poética de Blanca
Varela. Sus confesiones son deliberadamente falsas, son sumamente intensas,
pero al mismo tiempo, por su parquedad, por su cultivada sequedad, producen en
poesía ese efecto de distanciamiento que anhelaba para la escena Bertolt
Brecht. Varela introduce en sus versos, como Vallejo, distintos registros de
lenguaje, una alusión culta puede convivir con una expresión típica limeña, esa
yuxtaposición da como resultado una sensación de extrañeza. Esa extrañeza, esa
dureza metálica que envuelve a un corazón palpitante y secretamente sentimental
(…)
Desglosando
"Ese puerto existe" de Blanca Varela
Por Lady Rojas Benavente
(…)El tiempo ha demostrado la
originalidad de la voz poética de Blanca Varela. Ese puerto existe es un volumen en donde dicha voz aparece con un
timbre propio, y en donde el lector puede reconocerse los motivos líricos y las
obsesiones existenciales de la autora. La importancia de este libro en el
contexto de la poesía peruana del siglo XX es, por lo tanto, innegable.
Encuentro con Blanca Varela
Por Yolanda Pantín
(…)Así, volviendo a la deuda que
muchos tenemos con Blanca Varela, quisiera agregar algo. Yo creo que parte del
trabajo de un poeta consiste en olvidar todo lo que ha leído, todo lo que ha
amado intensamente, para que quede la escritura como un poso donde las voces se
confunden y no le pertenecen a nadie.
Blanca Varela:
«Esto es lo que me ha tocado vivir»
Por Rosina Valcárcel
(…)¿Que cómo me autopercibo? Es una
pregunta difícil. Creo que mi sensualidad y mi sexualidad controlan mi
inteligencia de alguna manera, de veras creo eso. Te diré la verdad, el humor
negro, todos esos elementos existen en mí, es parte de mi idiosincrasia, de mi
forma de ser, pero creo que no soy en absoluto inteligente cuando escribo
poesía, en absoluto. Es una cosa absolutamente de intuición y no sé cómo lo
hago, indudablemente es un conocimiento que he adquirido, es un oficio que
tengo y que lo he adquirido de una manera inconsciente; es decir algo ha
funcionado en mí que ha puesto de lado ciertos elementos, que ha escogido otros
y que ha hecho como una especie de clave y ha aparecido la poesía. Funciona
cuando trato los adjetivos, cuando repito cosas, cuando uso algunos silencios y
ciertos elementos. Cuando me releo me doy cuenta de todo esto.
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