martes, 1 de enero de 2008

Presentación del Blog «Arlequibre»


Arlequibre:
Arlequín. Personaje de la antigua «Comedia del Arte»
italiana que llevaba una máscara negra y un traje
de cuadros o rombos de distintos colores.
Pablo Picasso - Arlequín, 1923.
«Arlequibre»
De la «Commedia dell’Arte» a la
«Comedia Humana» Contemporánea

"Muy lejos de buscar con cualquier novedad
arlequibre la ignorancia ajena…”
Miguel de Unamuno, Niebla.
"El arlequín es el testigo de la comedia humana, el
iniciado que pretende transgredir y trascender
las limitaciones del hombre terrenal."
Iconografía del Arlequín.
Museu Picasso de Barcelona.
Arlequín, el personaje-máscara de la comedia del arte, es
la figura del humano contemporáneo: pura máscara,
puro gesto, personaje sin persona, sujeto al
guión, pura acción, sobreactuación."
Pedro-José Herráiz Martínez.
"Arlequín, un optimista, nuestra parte buena, máscara
nacida de hecho durante el Humanismo. Para ser
construido como personaje y entrar en el
imaginario colectivo, es un receptáculo
de virtudes y defectos, donde “no hay
un juicio de valor, pues el defecto
es una cualidad de una persona."
Anna Castellari.
"Arlequín ha entrado en el imaginario colectivo:
digamos que es un arquetipo universal, hay un
poco de Arlequín en cada uno de nosotros
que sepa reírse de sí mismo."
Claudia Contin.

«(...) «Arlequín», el personaje de la «Comedia del Arte», es la metáfora del humano contemporáneo, postmoderno. Pura máscara, vacío según la consideración de Gilles Lipovetsky. En la «Comedia del Arte», inicialmente, no hay un guión propiamente dicho, sino que los personajes actúan improvisando a partir de una trama, siguiendo las pautas técnicas propias de cada personaje, por lo que no es estrictamente una representación de una obra, sino la puesta en obra de unos personajes; interpretación pura. Esto es manifiesto especialmente en los per-sonajes que se expresan a través de máscaras, y que se les llama precisamente «máscaras». En ellos el actor queda oculto completamente tras la máscara y el traje –damero de colores en el caso de «Arlequín», blanco finalmente en el caso de Pedrolino o Pierrot–. La identidad de los actores queda reducida a la máscara y al tipo de actuación de esta, de manera que resultan personajes sin persona.
«Arlequín» es la máscara del ser humano contemporáneo porque no hay persona tras su actuación, porque no hay naturaleza en su interior, porque no tiene interior, se reduce a su misma actuación. «Arlequín» entra y sale de escena inesperadamente; siempre sorprendente, resuelve las situaciones con sus piruetas, haciendo gala de una inmejorable condición física y de un dominio depurado de la técnica interpretativa.
En el momento antropológico de «Arlequín» la rea-lidad humana adquiere el carácter de obra –construcción de la identidad– que inaugura esa realidad, que da inicio a un mundo. (...) «Arlequín» –el personaje de la comedia del arte, imagen del humano contemporáneo, postmetafísico– construye su personaje y propiamente se presenta ante el público."
Pedro-José Herráiz Martínez.
(CONTINÚA EN ARCHIVO ADJUNTADO)

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