viernes, 4 de febrero de 2022

 

El Prerrafaelismo

A mediados del siglo XIX el Reino Unido era un aburrimiento. El arte era insoportablemente académico, victoriano, frío. La creatividad no brillaba precisamente y los jóvenes creadores se marchitaban en la rigidez del almidón. Los artistas se habían rendido a la vulgaridad. ¿Todos los artistas…? No.

Tres jóvenes estudiantes de la Royal Academy llamados Millais, Hunt y Rossetti se empiezan a reunir en casa del primero para crear una sociedad secreta: la Hermandad Prerafaelita. Tres amigos, tres artistas totalmente distintos en cuanto a actitud vital y estilo, pero que juntos consiguieron enfrentarse a los obstáculos y hacer avanzar un arte anclado en el pasado durante demasiado tiempo.

Tres hermanos que acogieron en su hermandad a un grupo de gente de lo más talentoso –modelos, mecenas, críticos y demás fauna–, que los ayudaron en sólo cinco años a quedar grabados de forma indeleble en las páginas de la historia. Para empezar el nombre, que hace referencia al arte realizado antes de Rafael, sobre todo el arte medieval y el de los primitivos italianos, un arte que consideraban libre de cualquier amaneramiento académico. Un arte puro.

Porque la libertad lo era todo para estos jóvenes rebeldes. Y para ser libres necesitaban poder expresar ideas auténticas y sinceras. Buscar lo extraordinario en lo ordinario. El objetivo era que, una vez seleccionadas estas ideas, habría que buscar la perfección en la creación de pinturas y esculturas.

El enigmático Dante Gabriel Rossetti “medio italiano, medio loco” se erigió como el líder natural del grupo. Su carisma era indiscutible y con su poder de persuasión y charlatanería logró salvar el pescuezo en más de una ocasión. No pagaba Debía dinero, debía encargos, pero para él sólo existían noches de juerga y sus dos grandes pasiones: las mujeres pelirrojas y los animales exóticos. A menudo se dejaba ver con armadillos o wombats y era habitual del zoo de Londres, donde pasaba horas estudiando a los bichos.

El jovencito John Millais era el niño prodigio. En cuanto a técnica, sin duda era el más talentoso de la hermandad. Millais era tan bueno que con 4 años ya pintaba obras más que notables. Un brillantísimo artista que tenía un futuro prometedor, aunque algunos pensaron que estaba echando a perder su carrera por andar con malas compañías.

William Hunt era el espiritual, pero también el bruto. Le apodaban “el maníaco” y casi prefería el boxeo q la pintura. Sin embargo sus pinturas muestran una sensibilidad sorprendente y una ejecución de una delicadeza impropia del arte pugilístico. Cuadros que muestran temáticas sociales, pinturas con referencias literarias y mucho simbolismo religioso, o sencillas escenas de la vida cotidiana que Hunt pintaba con gran atención al detalle, y mostraban un colorido muy vivo y elaborado.

La influencia del prerrafaelismo acabó traspasando los límites de la pintura inglesa y se convirtió, para muchos, en la primera vanguardia artística de la historia.

Sus inicios contraculturales, su arte rabiosamente nuevo, sus tormentosas vidas y, sobre todo, la libertad para crear lo que tenían en sus corazones, los convirtieron en un modelo a seguir por las siguientes generaciones de artistas que vieron que se podía vivir- y muy bien- de crear un arte personal.  Recordamos desde aquí el legado de estos jóvenes románticos que hace 170 años desafiaron lo establecido para hacer avanzar la historia del arte.                                                                                                                                                                                                  Miguel Calvo Santos

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