domingo, 2 de diciembre de 2012

Susan Sontag (Primera Entrega)


Susan Sontag
Primera Entrega
Susan Sontag
(Nueva York, 16 de enero de 1933 -
Nueva York, 28 de diciembre de 2004)
Susan Sontag era considerada a nivel mundial, excepto entre los derechistas de su propio país, una de las mujeres más inteligentes y polifacéticas del siglo. The New York Times incluso la calificó como "una de las personas más adoradas -y polarizantes- del mundo intelectual".
"Ella nos abrió los ojos a cosas que no habíamos visto antes", afirmó el editor literario de The New Republican, Leon Wieseltier. Aunque no se estuviera de acuerdo con ella, obligaba a la reflexión, confirmó la escritora canadiense Margaret Atwood.
A los 14 años fue invitada a tomar el té por Thomas Mann. Devoraba enciclopedias y adoraba a Edgar Allan Poe. A los 16 años estudió Filosofía, Francés y Literatura en la Universidad de Chicago. Un año después se casó con su profesor y fue madre. Luego viajó a París, para estudiar el existencialismo francés. De regreso en Nueva York, se divorció y comenzó a escribir. Sus ensayos aparecieron desde 1962 en revistas de arte y literatura avanzadas.
Ella misma se consideraba una novelista, a diferencia de la mayoría de los críticos, que consideran los libros de ensayos como sus aportes más significativos. Sontag filmó películas, se puso ante la lente de Woody Allen y Andy Warhol. En 1992, en la destruida Sarajevo, montó 'Esperando a Godot' de Samuel Beckett. En el 2003 publicó 'Ante el dolor de los demás', su álbum fotográfico sobre la tortura de presos iraquíes en la cárcel militar norteamericana Abu Ghraib.
La controvertida estadounidense encontró su última morada en París. Allí está enterrada cerca de Beckett, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, en el cementerio de Montparnasse.
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Susan Sontag, la utopía
como compromiso
Por Cristina M. Null
(...) Justo cuando más auge cobraba su carrera, y al que no se rindió a pesar de que se le concedió una esperanza de vida de tan solo unos meses, siendo fruto de su lucha contra una muerte anunciada el ensayo La enfermedad y sus metáforas), y un gran acervo de ensayos, como Contra la interpretación y otros ensayos (1966), Estilos radicales (1969) y Bajo el signo de Saturno (1980), Sobre la fotografía (1977), El SIDA y sus metáforas (1987); relatos, compilados en Yo, etcétera (1978), así como varios escritos sobre cine y teatro, es por su activismo político de izquierdas por lo que se la conoce a nivel internacional. Ha llegado a decir que la política no es para lo escritores, pero que "como ciudadana del mundo y ser humano" se ve obligada a prestar su voz a los sin voz. (...) Personaje de cuentos de Cortázar entre otras cosas, nuestra genial protagonista da fe de una fuerza y un compromiso por la utopía de las libertades que no se detiene ante nada ni nadie. Capaz como pocos de transitar las sendas de lo cotidiano, de lo concreto, para después elevarse sobre lo soñado y traducir utopías en realidades.
En todas sus apariciones públicas arremetió contra personajes de la talla del ex secretario de Estado de EEUU, al que llamó "criminal de guerra", contra George Bush, al que calificó de "señor horrible de Tejas", o contra Berlusconi, del que afirmó que era un "rico tonto" o contra Sharon y su política "insostenible". Arremetió contra García Márquez por no atreverse a criticar al gobierno de Fidel Castro, y no dudó en hablar de campaña de los políticos y medios de comunicación para entontecer a la opinión pública tras los atentados del 11 de Septiembre. Además, criticó las acciones terroristas de ETA que sólo matan civiles. En su obra aparece siempre, como nexo de unión, el esfuerzo a la hora de "insistir valerosa y responsablemente en los derechos de las víctimas, como testigo de una valerosa época todavía asolada por las guerras".
La enfermedad y sus metáforas
El sida y sus metáforas
Por Susan Sontag
"La enfermedad es el lado oscuro de la vida, una ciudadanía más cara. A todos, al nacer, nos otorgan una doble ciudadanía, la del reino de los sanos y la del reino de los enfermos. Y aunque preferimos usar el pasaporte bueno, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al menos por un tiempo, como un ciudadano de aquel otro lugar.
No quiero describir aquí como es en realidad emigrar al reino de los enfermos y vivir en él, sino referirme a las fantasías punitivas o sentimentales que se maquinan sobre ese estado: no a una geografía real, sino a los estereotipos del carácter nacional. Mi tema no es la enfermedad física en sí, sino el uso que de ella se hace como figura o metáfora. Lo que quiero demostrar es que la enfermedad no es una metáfora, y que el modo más auténtico de encarar la enfermedad –y el modo más sano de estar enfermo– es el que menos se presta y mejor resiste al pensamiento metafórico. Sin embargo es casi imposible residir en el reino de los enfermos sin dejarse influenciar por las siniestras metáforas con que han pintado su paisaje. Aclarar estas metáforas y liberarnos de ellas es la finalidad a la que consagro este trabajo. (del Prólogo a La enfermedad y sus metáforas)
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"En el centro de las esperanzas y de la sensibilidad ética modernas está la convicción de que la guerra, aunque inevitable, es una aberración. De que la paz, si bien inalcanzable, es la norma. Desde luego, no es así como se ha considerado la guerra a lo largo de la historia. La guerra ha sido la norma, y la paz, la excepción."
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"Una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes. Necesita suministrar muchísimo entretenimiento con el objeto de estimular la compra y anestesiar las lesiones de clase, raza y sexo. Y necesita reunir cantidades ilimitadas de información para poder explotar mejor los recursos naturales, incrementar la productividad, mantener el orden, hacer la guerra, dar trabajo a los burócratas. El cambio social es reemplazado por cambios en las imágenes. La libertad para consumir una pluralidad de imágenes y mercancías se equipara con la libertad misma. La reducción de la opción política libre al consumo económico libre requiere la producción y el consumo ilimitado de imágenes."
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"La compasión es una emoción inestable. Necesita traducirse en acciones o se marchita. La pregunta es qué hacer con las emociones que han despertado, con el saber que se ha comunicado. Si sentimos que no hay nada que nosotros podamos hacer pero ¿quién es ese nosotros? y nada que ellos puedan hacer tampoco y ¿quiénes son ellos? entonces comenzamos a sentirnos aburridos, cínicos y apáticos." CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO.
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La literatura es la libertad
Por Susan Sontag
[Discurso que pronunció Susan Sontag al recibir el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes]
(...) "Lo viejo" y "lo nuevo" son los polos perennes de todo sentimiento y sentido de la orientación en el mundo. No podemos prescindir de lo viejo, ya que hemos invertido en ello nuestro pasado, nuestra sabiduría, nuestros recuerdos, nuestra tristeza, nuestro sentido de la realidad. No podemos prescindir de la fe en lo nuevo, ya que en lo nuevo hemos invertido toda nuestra energía, nuestra capacidad de ser optimistas, nuestros ciegos anhelos biológicos, nuestra habilidad para olvidar: la sana habilidad que hace posible la reconciliación.
La vida interior tiende a desconfiar de lo nuevo. Una vida interior fuertemente desarrollada se resistirá especialmente a lo nuevo. Se nos ha dicho que debemos elegir entre lo viejo o lo nuevo. En realidad, debemos elegir ambos. ¿Qué es la vida sino el resultado de una serie de negociacionesLo viejo" y "lo nuevo" son los polos perennes de todo sentimiento y sentido de la orientación en el mundo. No podemos prescindir de lo viejo, ya que hemos invertido en ello nuestro pasado, nuestra sabiduría, nuestros recuerdos, nuestra tristeza, nuestro sentido de la realidad. No podemos prescindir de la fe en lo nuevo, ya que en lo nuevo hemos invertido toda nuestra energía, nuestra capacidad de ser optimistas, nuestros ciegos anhelos biológicos, nuestra habilidad para olvidar: la sana habilidad que hace posible la reconciliación.
La vida interior tiende a desconfiar de lo nuevo. Una vida interior fuertemente desarrollada se resistirá especialmente a lo nuevo. Se nos ha dicho que debemos elegir entre lo viejo o lo nuevo. En realidad, debemos elegir ambos. ¿Qué es la vida sino el resultado de una serie de negociaciones entre lo viejo y lo nuevo? Creo que debemos evitar siempre estas oposiciones tan rígidas.
Lo viejo versus lo nuevo, naturaleza versus cultura: quizá sea inevitable que los grandes mitos de nuestra vida cultural sean representados no solamente dentro de un marco histórico sino también geográfico. Sin embargo, no son más que mitos, frases gastadas, estereotipos; la realidad es mucho más compleja.
He dedicado gran parte de mi vida a tratar de desmitificar estos modos de pensamiento que polarizan y generan opuestos. Esto significa, traducido a términos políticos, apoyar lo pluralista y lo laico. Realmente preferiría vivir, al igual que algunos norteamericanos y muchos europeos, en un mundo multilateral, un mundo que no fuera dominado por ningún país en particular (el mío incluido). Durante este siglo, que ya promete ser otro siglo más de extremos, de horrores, podría expresar mi apoyo a toda una serie de principios tendentes a mejorar la situación. Apoyaría, en particular, lo que Virginia Woolf llamaba "la melancólica virtud de la tolerancia".
Prefiero mejor hablar como escritora, como una defensora de la actividad literaria, ya que de ahí es de donde surge la única autoridad que poseo. (...) (CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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Imaginemos la literatura
como una utopía
Por Susan Sontag
[Discurso al recibir el premio Príncipe de Asturias de las Letras 2003]
(...) Imaginemos la literatura como una utopía... un lugar en el que imperan los modelos más encumbrados, casi inaccesibles. Se pueden deducir unas cuantas normas de una interpretación determinada de la literatura, de la que importa, que sigue importando durante decenios, generaciones y, en pocos casos, durante siglos. Ésta es mi utopía. Es decir, aquí están los modelos que infiero o me parece que sustenta la empresa de la literatura.
Uno. Las actividades literarias (la escritura, la lectura, la enseñanza) son una vocación ideal, una prerrogativa, más que una simple carrera, una profesión, que se sujeta a las nociones comunes de "éxito" y al estímulo financiero. La literatura es, en primer lugar, una de las maneras fundamentales de nutrir la conciencia. Desempeña una función esencial en la creación de la vida interior, y en la ampliación y ahondamiento de nuestras simpatías y nuestras sensibilidades hacia otros seres humanos y el lenguaje.
Dos. La literatura es una arena de logros individuales, de méritos individuales. Esto implica que no se confieren premios y honores al escritor porque representa, digamos, a las comunidades débiles o marginadas. Esto implica que no se hace uso de la literatura o de los premios literarios para respaldar fines ajenos a ella: por ejemplo, el feminismo. (Hablo como feminista.) Esto implica que no se reparten recompensas a los escritores como medio de pagar consecutivo tributo a la diversidad de las identidades nacionales. (Así es que si los mejores tres escritores del mundo son, por ejemplo, húngaros, entonces lo ideal es que los jurados de los premios no se inquieten porque los húngaros reciben demasiados galardones.) Tres. La literatura es primordialmente una empresa cosmopolita. Los grandes escritores son parte de la literatura mundial. Deberíamos leer a través de las fronteras nacionales y tribales: la gran literatura debería transportarnos. Los escritores son ciudadanos de una comunidad mundial, en la que todos aprendemos y nos leemos los unos a los otros. Si consideramos que cada logro literario significativo es, en última instancia, parte de la literatura del mundo, nos hacemos más receptivos a lo foráneo, a lo que no es "nosotros". El poder característico de la literatura es que nos deja una impresión de extrañeza. De asombro. De desorientación. De que nos encontramos en otro lugar.
Cuatro. Las diversas pautas de excelencia literaria, en el seno de las literaturas en todos los idiomas y en la gama entera de la literatura mundial, son una lección cardinal sobre la realidad y la conveniencia de un mundo que aún es irreductiblemente plural, diverso y variado. El mundo pluralista actual depende del predominio de los valores seculares. Es posible, desde luego, exponer lo que denominamos modelos de un modo más enérgico (y acaso más controvertido), como antipatías, como negativas. Así es que, para enunciar de otra manera lo que acabo de decir:
Uno. Desprecio a los valores mercenarios.
Dos. Aversión a hacer uso principalmente instrumental de los escritores; por ejemplo, celebrar a los autores sobre todo en calidad de representantes de comunidades que se imaginan marginadas, con el fin de manifestarles su apoyo.
Tres. Cautela ante el filisteísmo cultural que se encubre con la aplicación de los valores democráticos en materia literaria. Desconfianza permanente de las afirmaciones nacionalistas y las lealtades tribales.
Cuatro. Eterno antagonismo contra las fuerzas represivas y la censura. Estos son en efecto valores utópicos. No se han cumplido. Pero la literatura, la literatura en su conjunto, aún los encarna. Aún estimulan a los escritores. Aún nutren a los lectores, a los verdaderos lectores. Y es también lo que celebra todo premio literario importante.
Por estos valores me honra que la Fundación Príncipe de Asturias me haya elegido como una de las galardonadas con este destacado premio. (TODO EL TEXTO EN ARCHIVO ADJUNTO)

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RECORDANDO A SUSAN SONTAG
«Bailaba con lobos»
José Saramago
No volveremos a ver la melena blanca de Susan Sontag, no escucharemos nunca más su voz fuerte y a la vez aterciopelada, no encontraremos en los periódicos los artículos de análisis, de crítica y también de protesta e indignación que nos aseguraban que la honradez intelectual seguía obstinada en no ser una mera conjunción de vocablos.
Tampoco sus novelas y ensayos luminosos tendrán continuación. Ahora mismo los Estados Unidos deberían de estar de luto si el luto cívico fuera, hoy por hoy, en este país, compatible con la atmósfera perversa y enrarecida que el poder da a respirar a la mentalidad de sus ciudadanos. Susan Sontag "bailaba con lobos", ella misma era una loba, y a veces ululaba de desesperación porque el dolor no se acaba en el mundo, porque la guerra no se acaba en el mundo, porque lo humano tarda en llegar y lo inhumano nos va calcando a los pies todos los días y en todos los lugares. Adiós, Susan, no volveremos a vernos.
Te voy a echar de menos, te lo aseguro. Tú ya eres, según el tópico manido, una "pérdida irreparable". Mañana comenzaremos a saber mejor hasta qué punto.
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El lenguaje del valor
Carlos Fuentes
(...) Que ese inmenso talento de Susan Sontag no se detenía en la razón, sino que comprendía al corazón, lo llegué a entender a lo largo de una amistad que, si no fue todo lo frecuente que yo hubiese deseado, siempre fue estelar, un verdadero collar de discretas joyas llamadas imaginación, información, curiosidad, calor humano y, sobre todo, la convicción profunda de que la literatura es el aposento de una sensibilidad verbal sin la cual desertamos el don mayor de los seres humanos: comunicarnos con palabras. Porque cuando mueren las palabra, sobreviene la "selva salvaje" de la violencia, la ignorancia y la guerra de todos contra todos(...) (CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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Una belleza no sólo física
Juan Goytisolo
La conocí en el Lido de Venecia en agosto de 1967. Había leído ya algunos de sus ensayos y la admiraba profundamente. Los dos formábamos parte del jurado que concedió el León de Oro a Belle de jour, de Buñuel. La vi en la playa mientras jugaba con su hijo David, entonces un muchacho ni siquiera adolescente, y me llamó la atención la belleza, no sólo física, que irradiaba.(...) (CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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Entrevista a Pensadora Norteamericana Susan Sontag:
“Mi América se llama Europa”
(...) – ¿Y cuál es la América de Susan Sontag?
–Esta pregunta... ¡Ah...! ¡Qué buena! Porque... ¡es Europa! Qué cosas: mi América se llama Europa. Es mi lugar de los sueños.
– ¿Desde cuándo? –Desde niña: tuve una infancia solitaria, en pequeños pueblos rurales del sur de Arizona y de California. Mi alfombra mágica eran los libros. Y me llevaban a Europa. Leía a los clásicos... Yo ansiaba superar la niñez para poder salir de allí. Viví la infancia como un engorro. No la disfruté. Y hoy lo lamento... Pero es que mi sueño era ser extranjera.
– ¿Y realizó su sueño?
–Sí: he vivido mucho en París y en varios países de Europa. Me atrae su cultura, su disposición al debate... ¡La mayor parte de las cosas que me gustan están en Europa!

– ¿Y qué le disgusta de Estados Unidos?
–Que toda aquella fantasía primordial fue avasallada por el consumismo, la ideología del “vivir es comprar”. Es la ideología actual. Estupidiza a la gente, hace que sus valores principales sean comprar y divertirse.
–He leído por ahí que usted ha dicho que se avergüenza de ser norteamericana.
–No, ése es un titular periodístico incorrecto, y le agradezco que me permita aclararlo: lo que me avergüenza no es ser norteamericana, ¡sino la política exterior norteamericana, tan agresiva!, ¡ese ejercicio del poder político de la Administración Bush, tan belicista!
–Peor es Saddam: ¡asesina a su pueblo!
– ¡Saddam es el peor monstruo del mundo! Es odioso, como lo es el fundamentalismo islámico. ¡Pero Estados Unidos es odioso por su fundamentalismo imperialista!
(TODA LA ENTREVISTA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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“Quiero ser más sabia, por eso
me hago las cosas difíciles”
Entrevista de Elena Poniatowska / I Parte
(...) -¿Y por qué quieres hacerte la vida difícil?
-Porque quiero seguir creciendo, quiero desarrollarme, quiero volverme más sabia. (Todo esto lo dice con la cabeza gacha y una media sonrisa en su hermoso rostro.) Creo que es demasiado fácil instalarse en una serie de ideas después de una cierta edad, y pasarse el resto de la vida con las mismas ideas. No quiero hacer eso.
Pero, ¿por qué dices "después de una cierta edad"?
-Porque eso es lo que le sucede a la mayoría de la gente, dejan de crecer después de una cierta edad. Cuando son jóvenes están abiertos y cuando llegan a una cierta edad se detienen y no hacen esfuerzos ni se ponen reto alguno.
(TODA LA ENTREVISTA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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La palabra puede ser caricia,
pero debe decir la verdad”
Entrevista de Elena Poniatowska / II y última
(...) -Entonces, ¿no crees en el misterio?
Sonríe y se ríe como si le explicara a una niña algo que difícilmente pudiera comprender, y me da una palmadita en un hombro.
-¡Mira qué bonita está tu blusa, te ves muy bien! Claro que creo en el misterio, creo que la palabra no es sólo un borbotón de sonidos que salen de una boca, creo que la comunicación no es únicamente una avalancha de discursos y de peroratas. Creo que la palabra puede ser caricia (se ríe), pero la palabra de verdad, tiene que decir la verdad.
(TODA LA ENTREVISTA EN ARCHIVO ADJUNTO)

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