Susan Sontag (Tercera Entrega)
SUSAN SONTAG
– Tercera Entrega –
Susan Sontag fue una de las voces críticas más
lúcidas y apasionadas de las últimas décadas
Por Carlos José Reyes
(...) Escritora, narradora y ensayista, exploró además diversos lenguajes contemporáneos, como el cine y el periodismo. También se hizo presente con su análisis riguroso e inteligente ante los acontecimientos más notables de la historia moderna, desde la guerra de Vietnam hasta la más reciente y aún no terminada guerra de Irak. Susan Sontag fue una rebelde no con una, sino con muchas causas, y su posición crítica, incómoda para algunos y reveladora para otros, va a hacer mucha falta en el convulsionado mundo que vivimos, en el que cada día parece más difícil ver las cosas con claridad.(...) Susan Sontag fue una rebelde no con una, sino con muchas causas, y su posición crítica, incómoda para algunos y reveladora para otros, va a hacer mucha falta en el convulsionado mundo que vivimos, en el que cada día parece más difícil ver las cosas con claridad. (Todo el texto en archivo adjunto)
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Sobre las Imágenes
Por Susan Sontag
Una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes. Necesita suministrar muchísimo entretenimiento con el objeto de estimular la compra y anestesiar las lesiones de clase, raza y sexo. Y necesita reunir cantidades ilimitadas de información para poder explotar mejor los recursos naturales, incrementar la productividad, mantener el orden, hacer la guerra, dar trabajo a los burócratas. Las capacidades gemelas de la cámara, para subjetivizar la realidad y para objetivarla, sirven inmejorablemente a estas necesidades y las refuerzan. Las cámaras definen la realidad de las dos maneras esenciales para el funcionamiento de una sociedad industrial avanzada: como espectáculo (para las masas) y como objeto de vigilancia (para los gobernantes). La producción de imágenes también suministra una ideología dominante. El cambio social es reemplazado por cambios en las imágenes. La libertad para consumir una pluralidad de imágenes y mercancías se equipara con la libertad misma. La reducción de la opción política libre al consumo económico libre requiere la producción y el consumo ilimitado de imágenes.
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La Fotografía: Breve Suma
Por Susan Sontag
1. La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la mirada misma.
2. Es la manera ineludiblemente "moderna" de mirar: predispuesta en favor de los proyectos de descubrimiento e innovación.
3. Esta manera de mirar, que tiene ya una dilatada historia, conforma lo que buscamos y estamos habituados a notar en las fotografías.
4. La manera de mirar moderna es ver fragmentos. Se tiene la impresión de que la realidad es en esencia ilimitada y el conocimiento no tiene fin. De ello se sigue que todos los límites, todas las ideas unificadoras han de ser engañosas, demagógicas; en el mejor de los casos, provisionales; casi siempre, y a la larga, falsas. Mirar la realidad a la luz de determinadas ideas unificadoras tiene la ventaja innegable de dar contorno y forma a nuestras vivencias. Pero también -así nos instruye la manera de mirar moderna- niega la diversidad y la complejidad infinitas de lo real. Por lo tanto reprime nuestra energía, nuestro derecho, en efecto, a refundar lo que deseamos refundar: nuestra sociedad o nosotros mismos. Lo que libera, se nos dice, es notar cada vez más cosas. (CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO)
2. Es la manera ineludiblemente "moderna" de mirar: predispuesta en favor de los proyectos de descubrimiento e innovación.
3. Esta manera de mirar, que tiene ya una dilatada historia, conforma lo que buscamos y estamos habituados a notar en las fotografías.
4. La manera de mirar moderna es ver fragmentos. Se tiene la impresión de que la realidad es en esencia ilimitada y el conocimiento no tiene fin. De ello se sigue que todos los límites, todas las ideas unificadoras han de ser engañosas, demagógicas; en el mejor de los casos, provisionales; casi siempre, y a la larga, falsas. Mirar la realidad a la luz de determinadas ideas unificadoras tiene la ventaja innegable de dar contorno y forma a nuestras vivencias. Pero también -así nos instruye la manera de mirar moderna- niega la diversidad y la complejidad infinitas de lo real. Por lo tanto reprime nuestra energía, nuestro derecho, en efecto, a refundar lo que deseamos refundar: nuestra sociedad o nosotros mismos. Lo que libera, se nos dice, es notar cada vez más cosas. (CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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Fotografías y fotografiar
Por Susan Sontag
Las fotografías, un modo de certificar la experiencia, también son un modo de rechazarla: al limitar la experiencia a una búsqueda de lo fotogénico, al convertir la experiencia en una imagen, un souvenir.
El viaje se transforma en una estrategia para acumular fotografías. La actividad misma de fotografiar es tranquilizadora, y atempera esa desazón general que se suele agudizar en los viajes.
La mayoría de los turistas se sienten constreñidos a poner la cámara entre ellos y cualquier cosa notable que encuentren. Al no saber como reaccionar, fotografían. Así la experiencia cobra forma: ¡alto!, una fotografía, ¡adelante!.
El método seduce especialmente a gentes sometidas a una ética laboral implacable: alemanes, japoneses y norteamericanos. La utilización de una cámara aplaca la ansiedad que sufren los obsesionados por el trabajo por no trabajar cuando están en vacaciones y presuntamente divirtiéndose. Cuentan con una tarea que parece amigable imitación del trabajo: tomar fotografías.
Los pueblos despojados de su pasado parecen los entusiastas más fervientes de la fotografía, en su país y en el exterior.
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"Sobre la fotografía"de Susan Sontag
Por Rafael Moyano
(...) La importancia de este libro estriba en la estrecha relación que Sontag establece entre fotografía y sociedad. Entre una determinada forma de creación de imágenes característica de la modernidad y post-modernidad y la sociedad entendida como organización de poder y como contexto ideológico para la creación estética.Puede criticarse una falta de consistencia estructural del libro. Pero esto, al mismo tiempo, se convierte en uno de sus grandes valores. Se debe leer Sobre la fotografía como un conjunto de aforismos. Es una amalgama de estímulos que dispara la reflexión sobre los más variados temas relacionados con este arte-técnica: la importancia del tiempo como valor en la representación, la relación entre la fotografía y la manera de ver la realidad, el romanticismo de la imagen fotográfica, la concepción de lo bello. (Todo el texto en archivo adjunto)
AE: No, no lo sé.
SS: Ruanda es un pequeño país. Un pequeñísimo país. Más pequeño que Cataluña. Y con un noventa y cinco por ciento de sus habitantes que son católicos. ¿Para qué tengo que leer a Baudelaire?
AE: ¿...?
SS: Yo no apelo a la autoridad del intelectual. Insisto en que nadie ha escuchado al intelectual. Tenemos que redescubrir el retorcimiento de los seres humanos. Yo cito a estos escritores no para refugiarme en su autoridad, sino sobre todo para decir qué extraño es que sigamos redescubriendo a cada paso lo mismo. Qué extraño es que redescubramos lo evidente. Qué extraño es que no nos hayamos convertido todavía en adultos morales o psicológicos. Lo siento: me siguen sorprendiendo estas crueldades indescriptibles de los seres humanos. (Toda la entrevista en archivo adjunto)
Sontag parte de la idea de que "todo el mundo es literal cuando de fotografías se trata", refiriéndose especialmente a la modalidad documental, a los retratos, a toda aquella fotografía que trata de mostrarnos algo que no es la fotografía misma. Todo documento "reconstruido" suscita el rechazo o la duda del espectador, porque quien contempla una fotografía (de un suceso, de un acontecimiento o de una anécdota fijada en un instante privilegiado) quiere asistir a "un hecho inesperado que capta a la mitad de la acción un fotógrafo alerta". Por otro lado, la fascinación ante la foto se debe, siempre según Sontag, a su capacidad para objetivar y por lo tanto convertir el suceso en un objeto susceptible de posesión. La demanda de espontaneidad o no manipulación de la fotografía estaría relacionada con la valoración de la misma "como relato transparente de la realidad". Hasta aquí, con algunos matices que necesariamente dejamos fuera y que podrían enriquecer su visión del proceso fotográfico como documento, el análisis de Susan Sontag con relación a su poética. El otro asunto es la demanda y la función ética, y, previo a éstas, el estado de nuestra sensibilidad frente al dolor ajeno. Y digo ajeno porque siempre es más fácil sentirse apenado y solidarizarse con el dolor de "los nuestros" o "los próximos", por formar parte, real o imaginaria, tanto da, del corpus identitario. (Toda la crítica en archivo adjunto)
Yo acumulaba dioses. Lo que Stravinsky era para mí en música pasó a serlo Thomas Mann en literatura. En mi cueva de Aladino, en la Pickwick, el 11 de noviembre de 1947 –al sacar ahora el libro del estante, encuentro la fecha escrita en la solapa en la misma caligrafía cursiva que por entonces estaba practicando– compré “La montaña mágica”.
Empezó esa noche, y durante las noches siguientes me costó respirar mientras leía. Porque éste no era sólo un libro amado más sino una fuente de descubrimientos y de identificaciones. Toda Europa cayó a mi cabeza… aunque con la condición de que empezara a lamentar su pérdida.
(...) Y a Merrill, que leía de inmediato cualquier cosa que yo le ofreciera con ahínco, también le encantó. Bien. Entonces Merrill dijo: “¿Por qué no vamos a verlo?”. Y fue entonces cuando mi alegría se convirtió en vergüenza.
Por supuesto que yo sabía que él vivía allí. El sur de California en los años cuarenta estaba electrizado por la presencia de celebridades para todos los gustos, y mis amigos y yo no sólo sabíamos de las de Stravinsky y de Schoenberg, sino de las de Mann, de Brecht, (yo había visto hacía poco “Galileo”, con Charles Laughton, en un cine de Beverly Hills), y también de Isherwood y Huxley. Pero era tan inconcebible que yo pudiera entrar en contacto con cualquiera de ellos como que pudiera ponerme a conversar con Ingrid Bergman o Gary Cooper, que también vivían en las inmediaciones. De hecho, era aún menos posible. (Todo el texto en archivo adjunto)
En Word
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La necesidad de la imagen:
Entrevista con Susan Sontag
Por Arcadi Espada
(...) SS: El genocidio a cuchillo de Ruanda. La literatura es totalmente secundaria. A mí me interesa la realidad. En seis semanas, ochocientas mil personas, OCHOCIENTAS MIL PERSONAS, fueron asesinadas en Ruanda. Por sus vecinos. POR SUS VECINOS. Cada una de esas personas murió de una manera individualizada, pasada a cuchillo. Mire la historia de la humanidad. Mírela fijamente: ¡le importa un rábano lo que dicen los escritores! Ruanda. ¿Sabe usted lo que es Ruanda?AE: No, no lo sé.
SS: Ruanda es un pequeño país. Un pequeñísimo país. Más pequeño que Cataluña. Y con un noventa y cinco por ciento de sus habitantes que son católicos. ¿Para qué tengo que leer a Baudelaire?
AE: ¿...?
SS: Yo no apelo a la autoridad del intelectual. Insisto en que nadie ha escuchado al intelectual. Tenemos que redescubrir el retorcimiento de los seres humanos. Yo cito a estos escritores no para refugiarme en su autoridad, sino sobre todo para decir qué extraño es que sigamos redescubriendo a cada paso lo mismo. Qué extraño es que redescubramos lo evidente. Qué extraño es que no nos hayamos convertido todavía en adultos morales o psicológicos. Lo siento: me siguen sorprendiendo estas crueldades indescriptibles de los seres humanos. (Toda la entrevista en archivo adjunto)
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El dolor, la justicia y Susan Sontag
Por Juan Malpartida
El título del ensayo de Susan Sontag Ante el dolor de los demás no pretende considerar el dolor genérico de los otros sino aquel causado por las injusticias de las guerras, e incluso, como veremos más adelante, por la radical injusticia que es cualquier guerra. No sabemos si todo dolor es injusto o justo (¿a quién podemos pedirle cuentas de nuestros dolores "privados", a nuestros padres, a Dios, al Estado?), pero sí compete a los otros, tanto como a mí mismo, el dolor sufrido por actos injustos cometidos por los demás. Sontag parte de la idea de que "todo el mundo es literal cuando de fotografías se trata", refiriéndose especialmente a la modalidad documental, a los retratos, a toda aquella fotografía que trata de mostrarnos algo que no es la fotografía misma. Todo documento "reconstruido" suscita el rechazo o la duda del espectador, porque quien contempla una fotografía (de un suceso, de un acontecimiento o de una anécdota fijada en un instante privilegiado) quiere asistir a "un hecho inesperado que capta a la mitad de la acción un fotógrafo alerta". Por otro lado, la fascinación ante la foto se debe, siempre según Sontag, a su capacidad para objetivar y por lo tanto convertir el suceso en un objeto susceptible de posesión. La demanda de espontaneidad o no manipulación de la fotografía estaría relacionada con la valoración de la misma "como relato transparente de la realidad". Hasta aquí, con algunos matices que necesariamente dejamos fuera y que podrían enriquecer su visión del proceso fotográfico como documento, el análisis de Susan Sontag con relación a su poética. El otro asunto es la demanda y la función ética, y, previo a éstas, el estado de nuestra sensibilidad frente al dolor ajeno. Y digo ajeno porque siempre es más fácil sentirse apenado y solidarizarse con el dolor de "los nuestros" o "los próximos", por formar parte, real o imaginaria, tanto da, del corpus identitario. (Toda la crítica en archivo adjunto)
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Peregrinaje
Por Susan Sontag
(Primera Parte)
[En el presente texto Susan Sontag narra una visita juvenil, a los 14 años, hecha a Thomas Mann en 1947, cuando éste vivía con su familia, exiliado, en Pacific Palisades, al sur de California.]
(...) Leer y escuchar música: los triunfos de no ser yo misma. El que casi todo lo que yo admiraba fuese producido por gente fallecida (o muy vieja) o de otro lugar, idealmente Europa, se me antojaba inevitable. Yo acumulaba dioses. Lo que Stravinsky era para mí en música pasó a serlo Thomas Mann en literatura. En mi cueva de Aladino, en la Pickwick, el 11 de noviembre de 1947 –al sacar ahora el libro del estante, encuentro la fecha escrita en la solapa en la misma caligrafía cursiva que por entonces estaba practicando– compré “La montaña mágica”.
Empezó esa noche, y durante las noches siguientes me costó respirar mientras leía. Porque éste no era sólo un libro amado más sino una fuente de descubrimientos y de identificaciones. Toda Europa cayó a mi cabeza… aunque con la condición de que empezara a lamentar su pérdida.
(...) Y a Merrill, que leía de inmediato cualquier cosa que yo le ofreciera con ahínco, también le encantó. Bien. Entonces Merrill dijo: “¿Por qué no vamos a verlo?”. Y fue entonces cuando mi alegría se convirtió en vergüenza.
Por supuesto que yo sabía que él vivía allí. El sur de California en los años cuarenta estaba electrizado por la presencia de celebridades para todos los gustos, y mis amigos y yo no sólo sabíamos de las de Stravinsky y de Schoenberg, sino de las de Mann, de Brecht, (yo había visto hacía poco “Galileo”, con Charles Laughton, en un cine de Beverly Hills), y también de Isherwood y Huxley. Pero era tan inconcebible que yo pudiera entrar en contacto con cualquiera de ellos como que pudiera ponerme a conversar con Ingrid Bergman o Gary Cooper, que también vivían en las inmediaciones. De hecho, era aún menos posible. (Todo el texto en archivo adjunto)
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Los Fluidos en Wagner
Por Susan Sontag
Agua, sangre, bálsamo medicinal, pociones mágicas -los fluidos desempeñan un papel decisivo en esta mitología. Los relatos de Wagner surgen con frecuencia de un mundo acuático. Un arribo y una partida sobre agua enmarcan la trama de El holandés errante y de Lohengrin. La saga de El anillo se inicia literalmente en el agua, bajo la superficie del río Rin, para concluir, cuatro óperas después, en un dueto cósmico entre agua y fuego. Tristan und Isolde, la más delirante exploración de Wagner en el ámbito de los fluidos, se inicia y concluye con travesías sobre agua. El primer acto se desarrolla a bordo de un noble navío que, comandado por Tristán, lleva a la princesa Isolda, prometida del rey Marcos, tío de Tristán, de Irlanda a Cornualles. En anterior viaje, Tristán, solo y herido de muerte, había surcado los mares en frágil embarcación rumbo a Irlanda, esperanzado en que lo salvara Isolda, renombrada por sus artes curativas. (Todo el texto en archivo adjunto)
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Acercamiento a Artaud
Por Susan Sontag
(Primera Parte)
(...) La consecuencia del veredicto de Artaud sobre sí mismo, la convicción de su enajenación crónica de su propia conciencia, es que su déficit mental se vuelve, directa o indirectamente, el tema dominante e inagotable de sus escritos. Algunos de los relatos de Artaud de su pasión de pensamiento son casi demasiado dolorosos para leerlos. Elabora poco sus emociones: pánico, confusión, rabia, temor. Su don no fue el de la comprensión psicológica (no siendo bueno para ella, la desdeña como trivial) sino de un modo más original de descripción, una especie de fenomenología fisiológica de su interminable desolación. La afirmación de Artaud en El pe¬sanervios de que nadie jamás ha trazado tan precisamente su ego «íntimo» no es una exageración. En toda la historia de la escritura en primera persona no se encuentra un re¬gistro tan incansable y detallado de la microestructura del dolor mental. Sin embargo, Artaud no se limita a registrar su angustia psíquica. Ésta constituye su obra, pues aun cuando el acto de escribir dar forma a la inteligencia es una agonía, esa agonía también aporta la energía para el acto de escribir.(Todo el texto en archivo adjunto)
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Etiquetas: Sontag, susan sontag
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