viernes, 3 de junio de 2011

110 Y 20 Aniversarios de Henri Lefebvre (Segunda Parte)

EL LEGADO MARXISTA
Y HUMANISTA
DE HENRI LEFEBVRE
Segunda Parte
Imagen del documental "Discusión con Henri Lefebvre",
1972, del cineasta quebequés Michel Régnier.
.Aproximación a Henri Lefebvre
Roberto Donoso Salinas
Henri Lefebvre dedicó gran parte de su vida a la enseñanza, luchó contra todo tipo de dogmatismos, estuvo animado de una férrea voluntad de cambio y fue un incansable divulgador del pensamiento, tanto propio como ajeno, por medio de libros e innumerables revistas. Su vida transcurrió en el periodo que se ha dado en llamar el siglo XX corto, que abarca, desde la Primera Guerra Mundial, hasta la disolución de la URSS. Para algunos, entre ellos Hobsbawm, es el periodo más violento y cruel que jamás haya existido en la historia de Occidente.
Le tocó vivir la Primera Guerra Mundial, el establecimiento del Estado Soviético, la crisis económica y financiera de los años treinta, el ascenso del fascismo, el estalinismo, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, la ocupación alemana a Francia y el gobierno de Vichy, la derrota del fascismo, la guerra de Argelia, la derrota de los franceses en Indochina, y su consecuencia, la guerra de Vietnam, la Guerra Fría, el triunfo de Mao en China y el de Fidel Castro y el Che Guevara en Cuba, desestalinización, y el XX Congreso del Partido Comunista Soviético, en 1956; las planetarias rebeliones estudiantiles de 1968 y, finalmente, el término de la URSS, en 1991, que coincidió con el año de su muerte. Ninguno de estos hechos dramáticos le fue ajeno, y en todos ellos tuvo una posición clara y decidida. Fue un antifascista militante. Durante el gobierno del Frente Popular, en Francia (1936-1938), dedicó gran parte de su tiempo y energía a trabajar con la juventud. Durante la Segunda Guerra Mundial participó activamente en la Resistencia Francesa.
Cuando tomó conciencia de lo que era el estalinismo, lo denunció, lo que le significó la “separación” del Partido Comunista.
Apoyó la Revolución Cubana, participó activamente en el movimiento estudiantil de Mayo del ’68, del cual fue uno de los mentores espirituales, aportando ideas y conocimiento.
En la guerra de Vietnam, estuvo por la unificación de Vietnam en torno a Vietnam del Norte, lo que al final de la guerra se obtuvo.
Sin pretender ser exhaustivo, estos ejemplos ilustran su irrenunciable compromiso con la transformación del mundo social.

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"El hombre no se hace humano más que al crear un mundo humano. Llega a ser él mismo en y por su obra, sin confundirse con ella y sin embargo sin separarse de ella. La producción activa por el hombre de su propia conciencia interviene en el proceso natural de su crecimiento, sin quitarle por eso el carácter de proceso natural, hasta el momento en que, mediante un salto decisivo, el ser humano llega a ser capaz de organizar su actividad de manera consciente y racional. En el curso de este desarrollo, de por sí complejo, surge otro factor de complejidad: el mundo inhumano (falsamente humano) de los fetiches. Por consiguiente, la historia humana muestra la interpenetración e interacción incesantes de tres aspectos o elementos: el elemento espontáneo (biológico, fisiológico, natural); el elemento reflexivo (la conciencia naciente, débilmente diferenciada en sus comienzos, pero sin embargo ya real y eficaz); el elemento aparente, ilusorio (lo inhumano de la alienación y los fetiches). Solo el análisis (dialéctico) puede distinguir estos elementos, perpetuamente en conflicto en el movimiento real de la historia." (Henri Lefebvre, La Alienación del Hombre) (CONTINUA EN ARCHIVO ADJUNTO)
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HENRI LEFEBVRE
EL MARXISMO
(Le Marxisme, 1948)
ADVERTENCIA
(...) Este libro trata de condensar en un número reducido de páginas, lo esencial de una doctrina muy vasta y compleja.
Numerosos puntos importantes fueron omitidos o apenas considerados.
Rogamos al lector, pues, que no busque aquí más que una introducción al estudio del marxismo, aligerada de todo detalle, igual que de todo aparato de citas y referencias.
Para completar esta lectura conviene, por lo tanto, dirigirse preferentemente y ante todo a los textos mismos.(...)
INTRODUCCIÓN
(...) ¿Qué es una concepción del mundo? Es una visión de conjunto de la naturaleza y del hombre, una doctrina completa. En cierto sentido, una concepción del mundo representa lo que se denomina tradicionalmente una filosofía. Pero posee un sentido más amplio que la palabra “filosofía”. En primer lugar, toda concepción del mundo implica una acción, es decir, algo más que una “actitud filosófica”. Y esa acción existe inclusive cuando no es formulada y relacionada expresamente con la doctrina, cuando su conexión queda sin formular y no da lugar a un programa. En la concepción cristiana del mundo la acción no es otra que la política de la iglesia, sometida a la decisión de las autoridades eclesiásticas; y aunque esa acción carece de conexión racional con una doctrina racional, no por ello deja de ser muy real. En la concepción marxista del mundo la acción se define racionalmente, en relación con el conjunto doctrinal, y da lugar, abiertamente, a un programa político. Bastan esos dos ejemplos para mostrar que la actividad práctica, social, política, desdeñada o relegada a segundo plano por los filósofos tradicionales, es parte integrante de las concepciones del mundo. En segundo lugar, una concepción del mundo no es necesariamente la obra de tal o cual “pensador”. Es más bien la obra y la expresión de una época. Para comprender plenamente una concepción del mundo se requiere estudiar las obras de quienes la formularon, pero sin prestar atención a los matices, a los detalles; hay que esforzarse por captar el conjunto. Pero si nos ocupamos de filosofía propiamente dicha o de historia de la filosofía en el sentido tradicional de esa palabra, buscaremos por el contrario los menores matices que distinguen a los “pensadores” y expresan su originalidad personal. (...)
Capítulo I
LA FILOSOFÍA MARXISTA
(...) En una exposición doctrinal es en rigor legítimo considerar el método como primordial.
Este resumen del materialismo dialéctico considerado filosóficamente comenzará, pues, con una breve exposición de la metodología dialéctica, y continuará con una presentación sumaria del concepto de alienación.(...)
a) EL MÉTODO DIALÉCTICO
(...) Marx fue el primero en adoptar y emplear de manera coherente el método dialéctico. Metódicamente, al estudiar una realidad objetiva determinada, analiza los aspectos y los elementos contradictorios de esa realidad (teniendo en cuenta, por consiguiente, todas las nociones contradictorias entonces conocidas, pero en las que no se sabía ver la parte de verdad que contenían). Después de distinguir los aspectos o elementos contradictorios sin descuidar sus conexiones, sin olvidar que se trata de una realidad, la vuelve a hallar en su unidad, es decir, en el conjunto de su movimiento.
Importantes indicaciones metodológicas se halla en los prefacios de El Capital. No hay más que un punto importante, dice Marx: descubrir las leyes de los fenómenos estudiados, descubrir las leyes de los fenómenos estudiados; descubrir, no solo la relación que liga a los elementos del fenómeno en un cierto instante, sino la ley de sus modificaciones y de su evolución.
(...)
b) LA ALIENACIÓN DEL HOMBRE
(…) Lo inhumano no es más que el aspecto negativo: es la alienación, por otra parte inevitable, de lo humano. Es por ello que el hombre, al fin humano, puede y debe destruirla, rescatándose a sí mismo de su alienación.
Al liberarla de interpretaciones místicas y metafísicas de toda hipótesis fantasiosa sobre la “caída”, la “falta”, la “decadencia”, el “mal”, etcétera, Marx dio pues un sentido preciso a la antigua y confusa teoría de la alienación.
Mostró que la alienación del hombre no se define religiosa, metafísica o moralmente. Las metafísicas, las religiones y los sistemas morales contribuyeron, por el contrario, a alienar al hombre, a arrancarlo de sí mismo, a desviarlo de su conciencia verdadera y de sus verdaderos problemas. La alienación del hombre no es ideal y teórica, es decir, no ocurre solo en el plano de las ideas y de los sentimientos; es también y sobre todo práctica, y se manifiesta en todos los dominios de la vida práctica.
El trabajo está alienado; sojuzgado, explotado, se ha vuelto fastidioso, humillante. La vida social, la comunidad humana, se halla disociada en clases sociales, enajenada, deformada, transformada en vida política, falseada, utilizada por medio del Estado. El poder del hombre sobre la naturaleza, lo mismo que los bienes producidos por ese poder, se hallan acaparados, y la apropiación de la naturaleza por el hombre social se transforma en propiedad privada de los medios de producción.
HENRI LEFEBVRE
CLASE Y NACIÓN DESDE EL “MANIFIESTO” (1848)
(..) Desde hace un siglo, nuestra época está marcado por el conflicto entre el principio de clase y el principio nacional (en el sentido resueltamente práctico y concreto que hemos dado al término principio). El primero ha tratado de vencer al segundo, dominarlo, superarlo. No lo ha conseguido. El segundo ha querido absorber, reabsorber, ahogar al primero. Aunque haya marcado puntos y que el otro principio se haya sometido, el principio nacional no ha triunfado. Clases y luchas de clases, atenuadas y diluidas aquí, intensificadas o amplificadas allá, continúan. De esta situación resulta una impresión de estabilidad, de equilibrio próximo si no ya alcanzado, de estructuración sólida. Este sería un aspecto importante si no decisivo de la coexistencia pacífica.
La victoria relativa del principio nacional, ¿se va a confirmar? La impresión de estabilidad y de equilibrio, ¿está fundada? Nada lo prueba.
La industrialización mundial está lejos de estar acabada. El desarrollo desigual produce todos sus efectos, con frecuencia sorprendentes. Así, en ciertos países, la clase obrera parece muy privilegiada, respecto de los campesinos desarraigados, de los huelguistas (ejemplo: Inglaterra). Por lo tanto, el desigual desarrollo no puede considerarse más que una fase histórica, como una tendencia y no como una ley general e inmutable. También así es transición.
Del conjunto de los fenómenos resulta que el principio de clase no puede todavía pretender el rango de principio mundial, dominando las naciones y el principio nacional. ¿Pero qué ocurrirá en el curso de la industrialización que se persigue?(...)
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