miércoles, 1 de junio de 2011

110 Y 20 Aniversarios de Henri Lefebvre (Primera Parte)

EL LEGADO MARXISTA
Y HUMANISTA DE
HENRI LEFEBVRE
Primera Parte

Entre el estalinismo
y el Mayo del 68,
entre la historia y la utopía,
discurre la reflexión
contemporánea, intelectual,
viva y desenvuelta de
uno de los pensadores
más reconocidos del siglo xx:
Henri Lefebvre

«¿Quiere saber cómo he descubierto
por mi propia cuenta la alienación?
La palabra describe para mí
una experiencia múltiple,
o más bien los aspectos múltiples
de una experiencia fundamental:
la dificultad de realizar lo posible.
En todos los terrenos: amor,
pensamiento, arte, poesía.»
Henri Lefebvre.

Henri Lefebvre fue, sin duda, uno de los pensadores más interesantes del siglo pasado. Situado siempre en la heterodoxia del marxismo (a pesar de su militancia durante treinta años en el PCF) y a la izquierda de la izquierda, fue uno de los principales renovadores del marxismo, profundizando en la teoría de la alienación y el fetichismo de la mercancía que formuló Marx en sus escritos de juventud y que György Lukács había desarrollado a comienzos del siglo XX, todo ello unido a una teoría de la vida cotidiana que será fundamental para entender el desarrollo de la nueva izquierda a partir de los años sesenta. En «Tiempos Equívocos», libro inclasificable, Lefebvre va más allá de lo que son unas meras memorias o una autobiografía al uso y, a través de una autoentrevista, hace un repaso a su vida y a su obra, sin que sea posible separar una y otra, pues: «En buena medida diré que mi obra, mi sola obra, es mi vida.» Lefebvre se presenta a sí mismo como un ingenuo hijo de la burguesía que, con poco más de veinte años y tras graduarse en Filosofía en la Universidad de La Sorbona, empieza a entrar en contacto con el marxismo y las ideas revolucionarias, primero a través del grupo reunido en torno a la revista «Philosophies» y rápidamente con sus contactos con Breton y los surrealistas, con los que tendrá encuentros y desencuentros, pero a los que le unirá una gran afinidad. Al respecto, es significativa la anécdota que cuenta Lefebvre sobre cómo empezó a leer a Marx. Breton le había convocado en su casa para «someterle a un examen» y allí le echó en cara que no hubiese leído a Hegel: «Mostrándome sobre su mesa una mala traducción de la «Lógica» de Hegel hecha por Vera, pronunció despectivamente una frase del estilo de: "¿Es que no ha leído ni eso?". Unos días después comenzaba la lectura de Hegel que me condujo a Marx.» Más allá del carácter espectacular y deslumbrante de la anécdota, es cierto que los surrealistas ejercieron una notable influencia en Lefebvre, tanto en su inclusión dentro del marxismo más heterodoxo (a pesar de que se afiliase al PCF en 1928), como en la importancia que concedían a la vida cotidiana y la necesidad de transformar ésta para llegar a una auténtica revolución, pues sólo tomando el control de los medios de producción no se lograría nada. Aquí reside la gran importancia que tendrán los escritos del joven Marx (que editará junto a Norbert Guterman en 1930) en su pensamiento, especialmente el concepto de alienación y el fetichismo de la mercancía, básicos para comprender el desarrollo del capitalismo y las dificultades para vencerlo, pues su influencia va más allá de lo meramente material, situándose en el nivel de la conciencia, por lo que una crítica verdaderamente eficaz debe situarse a ese nivel y atacar la alienación a todos los niveles y en todos los ámbitos de la vida. (Continua en archivo adjunto)
HENRI LEFEBVRE
La Filosofía y la Ciudad
Para la mediación filosófica que buscaba una totalidad mediante la sistematización especulativa, es decir para la filosofía clásica, desde Platón a Hegel, la Ciudad fue, mucho más que un tema secundario, un objeto entre otros. Los lazos entre el pensamiento filosófico y la vida urbana se descubren claramente a la reflexión, sin que por ello desaparezca la necesidad de explicitarlos. Para los filósofos y para la filosofía la Ciudad no fue una simple condición objetiva, un contexto sociológico, un dato exterior. Los filósofos han "pensado" la Ciudad; han llevado al lenguaje y al concepto la vida urbana. (...) la historia del pensamiento filosófico puede y debe ser reconsiderada a partir de su relación con la ciudad (condición y contenido de este pensamiento). Es ésta una de las puestas en perspectiva de esta historia. En segundo lugar, esta articulación figura en la problemática de la filosofía y la ciudad (conocimiento, formulación de la problemática urbana, noción de este marco, estrategia a concebir). Los conceptos filosóficos no tienen nada de operativo y sin embargo sitúan la ciudad y lo urbano –y la sociedad entera- como unidad, por encima y más allá de fragmentaciones analíticas. Lo que aquí se enuncia sobre la filosofía y su historia podría igualmente afirmarse sobre el arte y su historia. (Continua en archivo adjunto)
La Filosofía en el Marxismo del Siglo XX
Por Marcelo Yunes
Socialismo o Barbarie
Agosto/Septiembre 2001/Año 2 - Nº 8
Uno de los elementos más controversiales en las polémicas teóricas del movimiento socialista fue siempre, y aún es, la relación entre el marxismo y la filosofía. Innumerables y prestigiosos autores han tallado en este debate, con posiciones que van, como veremos, desde la negación lisa y llana de toda preocupación filosófica en la teoría marxista hasta el intento de reducir a ésta a una mera filosofía. Entre ambos extremos, se ubican quienes buscan descubrir en el pensamiento de Marx el rastro de un determinado “linaje” filosófico, que daría la clave para la comprensión más general del método marxista. De entre esa inmensa –y difícilmente abarcable– masa de pensadores, hemos tomado en consideración a tres de ellos, que creemos insoslayables a la hora de encarar una reflexión sobre el sentido más profundo de la obra, el pensamiento y el método de Marx. La ubicación teórica, política y social de Marcuse, Korsch y Lefebvre es bien diversa; no obstante, comparten ciertos elementos que respaldan su inclusión en cualquier esfuerzo de abordar de manera seria y sistemática la obra de Marx.
Presentación a Textos de Marcuse, Korsch y Lefebvre
Por Marcelo Yunes
(...) Presentamos ahora una selección de textos de tres conocidos marxistas del siglo XX: los alemanes Herbert Marcuse y Karl Korsch y el francés Henri Lefebvre. La ubicación teórica, política y social de estos autores es bien disímil; no obstante, comparten ciertos elementos que respaldan su inclusión en cualquier esfuerzo de abordar de manera seria y sistemática la obra de Marx.
El primer rasgo en común entre estos autores es el de su preocupación por restaurar la dimensión propiamente filosófica del marxismo (aunque, como veremos, todos ellos reniegan de considerar al marxismo meramente como una filosofía). (...)
Un segundo elemento que une a Marcuse, Korsch y Lefebvre es la importancia capital que conceden, no sólo para la asunción de los aspectos filosóficos del marxismo sino para la comprensión del pensamiento de Marx como un todo, al método dialéctico y, más en general, a la herencia filosófica de Hegel. (...)
Por último, otra característica que distingue a estos autores es su relación conflictiva con las corrientes políticas que hegemonizaron el movimiento obrero occidental durante el siglo XX: la socialdemocracia y el estalinismo. Por razones diferentes y desde lugares diferentes, los tres se mantuvieron independientes e incluso hostiles frente a estos aparatos que hablaban en nombre del marxismo y del socialismo. (…)
El caso de Henri Lefebvre es también diferente. No fue un intelectual sin relaciones con los partidos políticos de izquierda como Marcuse, pero tampoco siguió el derrotero político consecuentemente antiestalinista de Korsch, en la militancia o en la independencia, sino que fue durante treinta años un intelectual del Partido Comunista francés (PCF), con el que desarrolló complejas relaciones. Su prestigio como intelectual lo habilitaba a expresar posiciones críticas que a otro militante le hubieran valido la expulsión; la relación política puede representarse como un continuo tira y afloje sin que ninguna de las dos partes se atreviera a cortar la cuerda, hasta que el antiestalinismo de Lefebvre lo condujo finalmente fuera del PCF en 1958. La heterodoxia del filósofo francés se refleja no sólo en sus posiciones políticas sino en el amplísimo espectro de temas que abarca su prolífica obra, con importantes escritos sobre urbanismo, modernidad y vida cotidiana, entre muchos otros. Uno de sus últimos libros es Hegel, Marx, Nietzsche, de 1975, período en el cual manifestaba cierta simpatía por China y el maoísmo, en tanto que Sociología de Marx fue escrito en la década del 60, bajo el programa de "renovación del marxismo" posterior a su expulsión del PCF. (...)
HENRI LEFEBVRE
Sociología de Marx
(Fragmentos)
1. PENSAMIENTO MARXISTA Y SOCIOLOGÍA
(...) Según cierta interpretación, muy extendida todavía en la URSS, el materialismo histórico equivale a una sociología general. Corresponde así a lo que se denomina así en los países capitalistas, con mucha más amplitud y verdad. El materialismo histórico, según el marxismo oficial, contiene las leyes generales del movimiento aplicadas a la historia: contradicciones motrices, cambios cualitativos a oleadas, cambios cuantitativos graduados. Esta interpretación del pensamiento marxista es de las menos satisfactorias. En efecto: ¿cómo se conciben las leyes universales de la dialéctica, que la sociología materialista habría de aplicar al desarrollo social? (...) La tesis que aquí se rechaza descuida el análisis dialéctico del movimiento y de sus aspectos: por una parte, los procesos, los contenidos; por otra, las formas que salen de ellos, los sistemas, las estructuras. O bien, incluso, por un lado el crecimiento (cuantitativo, económico; el de la producción material), y por otro, el desarrollo (cualitativo, social; el de las relaciones humanas, de su complejidad, de su riqueza). La noción de movimiento queda mal esbozada, resulta casi metafísica, a pesar de las pretensiones de recurrir a la historia concreta, al materialismo, a la dialéctica y a la ciencia. (...)
2. LA PRAXIS
(...) Otros dicen incluso que Marx descubrió la praxis y que este descubrimiento convierte en inútil la filosofía, al permitir realizar los sueños de los filósofos. Pero ¿es simple la noción de praxis? ¿Cómo comprender su complejidad? Hemos advertido ya diferencias, niveles, polarizaciones y contradicciones. ¿A partir de qué conceptos es posible analizarla y exponerla en su poder creador, como no sea a partir de los conceptos elaborados por la filosofía (universales)? Si se confunde el descubrimiento de la praxis con la supresión de la filosofía, ¿no se va acaso hacia una filosofía de la praxis, sea pragmatismo u otra cosa, que sigue siendo una filosofía, un derivado, un sucedáneo de la antigua filosofía? Todas estas tendencias se encuentran en una gran confusión, y sin que se expliciten jamás sus hipótesis y sus implicaciones, en el movimiento marxista contemporáneo. De hecho y prácticamente, el marxismo oficial adopta una actitud empirista y positivista bajo el disfraz de una fraseología filosófica. Concede una confianza plena y total a las ciencias y a las técnicas (más a las ciencias de la naturaleza que a las de la realidad humana). Se corre así el peligro de encubrir y justificar con el marxismo ideologizado una praxis tecnocrática. En cuanto a la filosofía de la praxis tal como la ha formulado Antonio Gramsci, se convierte en justificación de una praxis determinada: la del partido, el príncipe moderno. Se convierte pues en filosofía del maquiavelismo, dando un certificado filosófico al pragmatismo político. (...)
HENRI LEFEBVRE
El Materialismo Dialéctico
(Escrito en París, 1935)

CAPÍTULO PRIMERO
LA CONTRADICCION DIALECTICA
PROLOGO A LA QUINTA EDICION FRANCESA
Este pequeño libro representa un episodio en la encarnizada lucha desarrollada en el interior del marxismo (y fuera del marxismo) entre los dogmáticos y los críticos del dogmatismo. Esta lucha no ha terminado. Continúa ásperamente. El dogmatismo es fuerte; dispone de la fuerza, la del poder, la del Estado y sus instituciones. Además, tiene sus ventajas: es simple, se enseña fácilmente; elude los problemas complejos, y tal es por cierto su sentido y finalidad da a sus partidarios un sentimiento de afirmación vigorosa y de seguridad a la vez. Cuando se escribió este libro, hace veinticinco años, el marxismo oficial "institucional" se inclinaba ya hacia una filosofía sistemática de la naturaleza. En nombre de las ciencias "positivas", y especialmente de la física, se tendía a considerar a la filosofía como un cuadro para reunir los resultados de esas ciencias y para obtener una imagen definitiva del mundo. En los medios dirigentes, bajo el impulso de Stalin y de Zdanov, se quería así fusionar la filosofía con las ciencias naturales, "fundando" el método dialéctico sobre la dialéctica en la naturaleza. ¿Por qué esta sistematización? Comenzamos hoya ver mejor y a saber mejor lo que sucedió, aun cuando no todo esté todavía claro. (...)
LOS TEXTOS COMPLETOS EN ARCHIVO ADJUNTO
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